RUBRA el proyecto fascinante de la chef Daniela Soto Innes en Nayarit
Escrito por Consuelo Elipe | Categoría: Experiencia
Ayer conocimos RUBRA. Tuvimos la fortuna de ser invitados a vivir el proyecto absolutamente personal y fascinante de la chef Daniela Soto Innes.
Este lugar hermoso y de una armonía artística, en el que parece que cada elemento danza con la luz y con el paisaje creando una composición perfecta, suave, de colores que abrazan y te dan paz, jugando con el verde de la naturaleza e integrando el mar como fondo y como sinfonía, es parte ya del hotel W en Punta de Mita, Nayarit.
La chef Daniela Soto Innes fue nombrada como mejor chef del mundo por la prestigiosa lista de The World's 50 Best Restaurants en 2019 y en 2021 nos compartió la filosofía de su cocina, su visión y su personalidad como CHEF INVITADA en Vallarta Nayarit Gastronómica. Nos sentimos un poquito parte de que Rubra sea una realidad, ya que en este viaje servimos de enlace entre Daniela y el hotel W y el resto es ya historia, una historia de amor con este destino y con sus bellezas y productos que ahora forman parte del menú.
Cada detalle está pensado, cuidado, buscado, la vajilla es un agasajo para los sentidos, realizada por las artistas Claire Lippman y Perla Valtierra, la cava con vinos de todo el mundo, la cocina abierta impresionante, las servilletas, las sillas, el menú de bebidas dibujado con precisión…nada es por casualidad, dos años de gestar este proyecto y darle vida haciendo que cada detalle sea parte de un engranaje y de un propósito.
La experiencia gastronómica de Rubra es sin duda única, como un paseo que te va llevando de un plato a otro, de una composición a otra más auténtica y compleja, descubriendo ingredientes que son autóctonos pero que no los conocíamos porque sencillamente ningún chef los había puesto en una mesa con esa delicadeza y audacia, como la Flor de plátano con un mojo de galangal que comimos con un pan de trigo de Sonora con mantequilla de nori. Para los amantes del pan como yo, un momento perfecto.
Nos recomendaron al unísono la tostada de carambolo con tomate riñón y salsa de pistache y entendimos porqué al primer bocado, memorable, de esos bocados que no se me olvidarán nunca.
Las albóndigas de camarón envueltas en flor de calabaza otro plato delicioso, lleno de sabor, de delicadeza, y a la vez de sencillez para mojar el pan que aún estaba calentito.
Los postres de gran personalidad también llegaron para sorprender, reivindicando su espacio con autoridad, una milhojas con guanábana y chocolate llena de matices y como final unos petit four con chocolate de diferentes estados de México que nos parecieron irresistibles.
Decidí maridar mi cena con un coctel sin alcohol que repetí, fresco, con jengibre. La experiencia del vino la pospuse para a la siguiente visita, no quise descubrir todo el mismo día ¡
Y así de la mano de Valentina, parte importante de este sueño y que nos sirvió de anfitriona perfecta, fue nuestra visita a Rubra nombre en honor de la flor Plumeria rubra, llamada también flor de mayo, aunque haya florecido en diciembre en el corazón de Nayarit.